CONVIVENCIA EN LAS AULAS
Está claro que en los tres modelos que se han visto en clase durante esta semana se sanciona el modus operandi de la persona que actúa de manera incorrecta bajo el punto de vista del profesor.
Durante mi vida como estudiante el modelo que se ha impuesto o que ha perdurado con el paso de los años ha sido el modelo punitivo. En muchos casos era la propia directora quien venía a clase (incluso sin deliberar previamente con el profesor) y tras una reprimenda considerable, sancionaba al agresor con castigos de incluso días sin salir al recreo para el infractor, o censurando su entrada al colegio.
Recuerdo un caso muy particular de cuando yo cursaba mi Educación Primaria en el que un alumno de clase llenó de Tipp-Ex la silla de una compañera. Tras contárselo a la profesora, fue la directora quien sin pensarlo apenas le puso la llamada entonces "comisión de convivencia" (que consistía en que te echaban tres días fuera del colegio a modo de castigo). ¿Las consecuencias del castigo? Ninguna. La compañera se marchó a casa (supongo que ofendida) con el pantalón manchado. El infractor volvió a saltarse las normas.
Este año tuve la suerte de volver al mismo colegio, pero en calidad de profesor ayudante (para hacer el Prácticum I). Y resulta que un chico de mi clase pegó una patada a otro. Pues cosas de la vida...la directora, la misma mujer que antes mencioné, se acercó a hablar con la profesora y luego resolvió el conflicto reuniéndose en privado con el infractor, sin aplicar una penalización radical. Creo recordar que el castigo era que el infractor debía "pagar" lo que había hecho trayéndole al otro niño un lápiz. Ambas partes tuvieron que hacer las paces.
Creo que estos dos casos que he contado son ejemplos en un mismo centro en el que se aplican, de una manera particular (era la directora, en lugar del profesor, quien solucionaba los conflictos) el modelo punitivo (primer caso) y relacional (segundo caso). Bajo mi punto de vista, el segundo caso podría tener un mejor resultado que el primero porque se elimina el llamado daño emocional o el "es que a mí me tienen manía" que tantas veces hemos escuchado. El infractor sabe por qué ha sido reprimendado y/o castigado, y sabe que dicha actuación puede conllevar un castigo.
Dicho esto, bajo mi punto de vista el modelo que yo utilizaría como docente sería el modelo integrado. Considero que la convivencia en el aula es competencia exclusiva del profesor y los alumnos, siendo ambas partes las que acuerdan qué normas se elaboran, cómo se cumplen y cómo se solucionan los conflictos. El hecho de solucionar los conflictos de manera que todos los niños estén presentes es positivo porque hace que los demás componentes de la clase, además del infractor y la víctima, vean cómo se aplican las normas que ellos mismos han elaborado (con ayuda del profesor). La limitación más evidente de este modelo es la probable no-aplicación del mismo fuera de la escuela. Es muy probable que los padres, en la educación doméstica de los alumnos, apliquen un modelo punitivo (y así es tristemente en una gran parte de las familias).
LEY DE CONVIVENCIA. VÍDEO.
Por otra parte, el vídeo sobre la reciente Ley de Convivencia me ha parecido muy interesante porque me ha facilitado la comprensión de dicha ley.
En ella realmente se reconoce, dando al profesor una autoridad que con los años ha perdido, que las cosas no se han hecho bien en temática de educación. Tampoco, por supuesto, es la solución al problema que tanto escuchamos de "es que ya no se respeta al profesor". Además, considero muy contradictoria la presunta aprobación de esta ley con hechos como por ejemplo la elaboración de pruebas de nivel en los centros educativos que hace el Estado, en los que sorprendentemente no es el profesor quien elabora dichas evaluaciones.
Por tanto, creo que la Ley es un hecho muy aislado que bien hace que los profesores recuperen cierto reconocimiento, pero que realmente no entra en el verdadero foco del problema (que en la mayoría de los casos es la educación que los alumnos reciben en casa).
Por último, la existencia de escuelas como las mostradas en el vídeo (en especial la Escuela Infantil "O Pelouro") demuestran que la autoridad no tiene por qué ser el profesor, y que en la verdadera educación nadie es más que nadie y que, por cierto, no hay que señalar a un alumno por el pasado que haya tenido.
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